Hola, soy Noemí.

Soy psicóloga especializada en trastornos emocionales tanto de adultos como de niños, y completé mi formación con un Máster en Psicología Clínica.

Desde que empecé a estudiar Psicología, supe que ese era mi camino. Lo que hizo que me decantara por esta carrera fueron mis ganas de ayudar a la gente y mi, en ocasiones “sufrida”, empatía por quien lo pasa mal. Quizá esas ganas de ayudar a quien lo necesita me viene porque hace ya bastantes años yo fui esa persona. Una persona que, como mis actuales pacientes, necesitaba comprensión, sentirse escuchada y liberarse de aquello que le impedía avanzar.

Esto, unido a mi gran interés por cómo funciona la mente humana: cómo pensamos, qué pensamos y sobre todo, por qué pensamos lo que pensamos; hace que cada día vaya a las consultas con plena dedicación y entusiasmo por resolver sus problemas.

Con mi trabajo, lo que intento es mejorar la calidad de vida de mis pacientes, enseñándoles una serie de técnicas y estrategias para que puedan incorporarlas a su repertorio y aplicarlas a su vida diaria.

Los tratamientos que realizo son individualizados para cada persona, adaptados a cada una de ellas y a sus necesidades, teniendo en cuenta el tipo de problema y su forma de manifestarse.

Son muchas las personas que vienen a mi consulta esperando resolver esas dificultades que les crean un gran malestar, que les impiden funcionar correctamente en varias áreas de su vida (familia, pareja, trabajo, amigos…) y que en general no les permiten ser felices.

Lo primero que les suelo decir es que el paso más importante ya lo han dado, esto es, el reconocer que necesitan ayuda y que no siempre podemos resolver los problemas por nuestra cuenta. Ojalá así fuera, pero no siempre es posible.

Como psicóloga, mi labor va a ser emprender este camino contigo, para que puedas afrontar ese problema emocional hasta que consigas eliminarlo. El proceso de terapia consistirá en  un trabajo de cooperación entre tú y yo, donde yo te “entrenaré” en una serie de habilidades, y donde tú tendrás que “sudar la camiseta”. Este trabajo conjunto de ambas partes es necesario e imprescindible si queremos que el tratamiento tenga éxito.

Para desarrollar este trabajo, me baso en la terapia cognitivo-conductual.

¿En qué se diferencia este enfoque de otros? Simplemente en que se usan técnicas que sabemos que funcionan, no que creemos que funcionan.

Este tipo de terapia es una disciplina científica, es decir, la eficacia de sus técnicas se basa en datos experimentales y los cientos de estudios que lo demuestran  están ahí al alcance de todos.

Así, el trabajo irá encaminado a enseñar al paciente a modificar sus pensamientos inadecuados por otros más adaptativos, y que esto se vea reflejado en su forma de actuar y comportarse.

Todos, en algún momento, nos hemos sentido así. Si actualmente es tu caso, no lo dudes…para, date una oportunidad y déjate ayudar.

Ni tu peor enemigo puede dañarte tanto como tus propios pensamientos – Buda

  Noemí Martínez

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